Un evento necesario
El jueves pasado asistí a la inauguración del Summit de Inteligencia Artificial en El Bloque, un edificio que el municipio de Querétaro ha puesto al servicio de la innovación. Me pareció importante estar ahí no solo por la novedad (el tema principal era la Inteligencia Artificial), sino por lo que representa: un esfuerzo público, gratuito y abierto para acercar la tecnología a cualquiera que sienta curiosidad organizado por la Secretaría de Innovación y Tecnología del municipio.
Hoy la inteligencia artificial genera más ruido que conversación. Todo el mundo tiene algo que decir, algo que vender, algo que prometer. En medio de ese ruido, me llamó la atención la charla inaugural de Mario Valles.
La revolución de la IA
Me gusta escuchar a los especialistas en un área, aunque reconozco que tengo cierto escepticismo —quizá un sesgo— hacia algunos perfiles muy inmersos en su ecosistema. A veces explican desde una lógica propia, difícil de traducir para quienes estamos fuera de ese epicentro. Aun así, trato de rescatar lo que puede ser útil, lo que se puede traducir. Porque quien vive dentro de algo, inevitablemente lo ve desde otro ángulo.
Dato curioso: Mario fue parte del equipo fundador de la revista Atomix, aquella publicación que, después de Club Nintendo, se atrevió a hablar de videojuegos en español con seriedad, cuando ese mundo aún no era “mainstream”.
Mario compartió cifras que buscaban sacudir: comparó el crecimiento económico proyectado de la IA con industrias como el cine, la farmacéutica, incluso el PIB de países enteros. También habló de cómo cada revolución tecnológica —la máquina de vapor, la electricidad, la computación— vino acompañada de miedo y de oportunidad. Aunque no lo dijo así, la sensación era clara: hay un tren pasando frente a nosotros, rápido, brillante… y más de uno siente que ya no tiene boleto.
Entre el puente y el muro
No todo lo que se dijo me pareció aplicable o cercano. Algunas ideas —sobre todo las de expertos muy inmersos en el medio— tienden a desconectar. Hablan desde un nivel de familiaridad que deja fuera a quienes no son especialistas. Ahí, creo, es donde más ansiedad y desinformación se genera.
Eso crea brechas: si la narrativa se aleja demasiado de la gente común, la tecnología deja de ser puente y se convierte en muro.
Y no, no se trata de entenderlo todo ni de volverse experto. Nadie lo es, del todo. Lo que se necesita —y en eso coincidí con muchas de las ideas del evento— es empezar... crear un agenda.
¿Por dónde empecé?
Empezar a usar la tecnología no como algo que hay que dominar, sino como una herramienta que se integra a lo que uno ya hace. La IA sigue necesitando contexto. Sigue necesitando criterio. Y, sobre todo, sigue necesitando intención.
En mi caso, lo que más me costaba era hacer presentaciones (y ni les platico el uso de Excel). No tengo formación en diseño, y lo que salía de PowerPoint no me convencía ni a mí. Un día decidí probar Canva, y con el tiempo logré que lo que comunico refleje mejor lo que quiero decir. No fue magia. Fue práctica. Y fue empezar por algo que me dolía.
¿Cómo puedes comenzar?
Creo que ese es el mejor punto de partida. No preguntarse qué IA es mejor, sino qué parte de tu día necesita una solución.
¿Qué actividad haces con torpeza, con esfuerzo, con frustración?
¿Te cuesta organizar tu agenda?
¿Diseñar presentaciones?
¿Escribir textos claros?
¿Editar videos?
¿Automatizar tareas repetitivas?
Empieza ahí.
Y si no sabes cuál herramienta usar, pregúntale a alguien que sepa. No necesitas más que eso: una pregunta, una intención y una pequeña dosis de paciencia para probar.
Porque el riesgo no es que la IA te sustituya. El riesgo es que ni siquiera te acerques a ver lo que puede hacer contigo.
¿Vas a dejar pasar la ola?
Lo más valioso de eventos como este no está en los "los datos duros" o qué tan cerca está Skynet de que se revele (para fans de Terminator), sino en el mensaje implícito:
La IA no se va a ningún lado y lleva un ritmo vertiginoso pero.. Sí puedes entrar. Sí puedes probar. Sí puedes equivocarte. Y sí puedes decidir cómo integrar todo esto a tu vida (como simples mortales).
Porque, al final, no se trata solo de dominar la tecnología. Se trata de usarla con estrategia, con estilo propio.
Se trata de dejar de ver la ola pasar y empezar a surfearla, aunque sea con una tabla prestada y los pies temblando.
Gracias a quienes organizaron el evento, y a quienes se acercaron a aprender sin pretender saberlo todo.
Esa, me parece, es la mejor manera de empezar algo nuevo.